lunes, 6 de febrero de 2012

La orientación en los estudios

Año tras año escucho la misma frase cuando hablo con estudiantes de bachiller. La misma expresión de indecisión cuando les pregunto a ver qué rama han escogido y por qué. "Fui por letras porque todos mis amigos iban y yo no sé que quiero estudiar" o "Me metí a ciencias porque es lo que más puertas te abre", sin olvidarnos de "No sé qué hacer y no tengo buenas notas así que me voy a empresariales o magisterio que es más fácil".

Hace unos meses un profesor nos dijo cuáles eran las tres decisiones más importantes de nuestras vidas:

1. Decidir qué vas a estudiar

2. Decidir dónde vas a trabajar

3. Decidir con quién te vas a casar

Si eres de los que alguna vez ha dicho algunas de las frases antes mencionadas tienes que darte cuenta de que has tomado una de las decisiones más importantes de tu vida sin argumentos ni sentido. Por lo tanto acabas de echar a perder parte de tu futuro.

Muchos jóvenes se mueven y toman decisiones siguiendo la ley del rebaño, haciendo lo que la mayoría hace. Este método hace que nadie decida por sí mismo y que se anule la capacidad de tomar la iniciativa y ser pro-activo. Teniendo en cuenta que hoy en día la mayoría de españoles está en el paro, la gente que sigue al resto ya puede ir viendo dónde va a acabar.

Aun así, la culpa no es siempre del alumno. En muchos centros educativos los orientadores, también conocidos como "desorientadores", más que basarse en las capacidades y preferencias del alumno intentan colocarlo en una carrera o centro que no le corresponde. Normalmente esto sucede por intereses que tiene el colegio o incluso por contactos del propio orientador que hacen que su consejo no sea imparcial.

De todas formas, la orientación está vista como algo a donde se acude sólo al acabar un ciclo en la educación: para elegir qué bachillerato hacer o qué carrera iniciar. En mi opinión la orientación debería ser más una enseñanza de herramientas y técnicas que un apoyo puntual, ya que orientar al fin y al cabo es ayudar a tomar decisiones y tomar decisiones es algo que todos debemos hacer a diario. La experiencia me enseña que los jóvenes de hoy en día no tienen esta capacidad desarrollada ya que están acostumbrados a que otros tomen las decisiones por ellos.

Por esta razón es importante que las personas no sólo reciban orientación sino que logren interiorizar las herramientas que les permitirán ser autónomas en sus decisiones. Dotar a las personas de unas competencias útiles para tomar decisiones a lo largo de su vida académica y profesional debería ser una prioridad en la educación.

Si avanzamos en esta dirección de enseñar a tomar decisiones, pronto daremos pasos adelante mejorando nuestra educación, nuestro empleo motivando a los emprendedores, y en definitiva nuestra sociedad. Dicho esto, espero que cada uno comience a ver cómo quiere ver su vida en el futuro para que, si ya has tomado la primera decisión importante, no metas la pata en las otras dos y decidas con criterio.

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